La UD Las Palmas firmó este viernes su primera victoria de la temporada, ante un rival notable como la SD Huesca. Los amarillos abrieron pronto el tanteador y pusieron una diferencia 2-0 que resultó insalvable para el conjunto aragonés. El 2-1 llegó en la última jugada del encuentro, sin empañar el meritorio triunfo que deja los tres puntos en casa. Fue una tarde llena de emociones y ovaciones también para los jugadores por su entrega.
Los futbolistas de Pepe Mel apenas esperaron acontecimientos para encarrilar el tanteador en una tarde de fútbol con luz propia. En tres minutos ya habían generado dos ocasiones de gol y un penalti. Mikel Rico golpeó el pie de Jesé en el área en una acción de astucia del ariete grancanario. El propio Jesé convirtió de penalti el 1-0 en la puerta de Naciente y despertó la alegría de los aficionados.
Diez minutos después llegó el 2-0 con una jugada de contragolpe. Los grancanarios esperaron el momento para desplegar un rápido ataque que viajó de izquierda a derecha. Lo inició Peñaranda y lo terminó en el lado opuesto Fran Pejiño, con un disparo a media altura.
Las Palmas se ordenó también para contener al Huesca cuando el conjunto aragonés asumió la posesión, en un partido que llevó un alto ritmo desde su inicio. Ese margen 2-0 daba sentido al sacrificio del once, desde Jesé a Raúl Fernández, para proteger de forma colectiva lo que se había conquistado. Al fin y al cabo el Huesca había aterrizado en Gran Canaria con su portería intacta tras los 180 primeros minutos del campeonato.
Había que interpretar el partido con el viento en popa, realizar el fútbol que más le convenía con ese tanteador. Entre sus zagueros y el portero Fernández resolvieron los intentos visitantes, mientras seguía buscando jugadas a la carrera. El Huesca apretó en la segunda parte. Estuvo cerca del gol con un chut de Seoane y un cabezazo de Escriche. En ambos intentos apareció la mano de Raúl Fernández para dejar el escenario como estaba. El meta vasco fue el siguiente en recibir la ovación del Gran Canaria.
Las Palmas pudo acusar su generoso esfuerzo durante todo el partido. Mel refrescó todas sus piezas de ataque, desgastada no sólo por sus iniciativas defensivas sino por la presión que ejercieron como los defensores más lejanos.
Las ocasiones canarias no acabaron por certificar el tercer tanto y en la recta final, en la última acción, llegó el gol de Florian que descontaba la diferencia. Pero no cambiaba el signo de la victoria grancanaria.
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