El Real Madrid no dio opciones de triunfo al conjunto amarillo en ningún momento.
La guagua de la expedición amarilla llegaba al Martín Carpena aclamada por una afición que desde el segundo uno demostró que en la grada también se jugaba. La lucha se trasladó a la cancha, pero no fue suficiente para derrotar a un enorme conjunto blanco.
El Real Madrid saltó a la pista del Martín Carpena con el objetivo de confirmar con argumentos la vitola de favorito al título que arrastraba antes de la cita copera. Los de Laso no tardaron en mostrar una de sus muchas armas ofensivas: el tiro exterior. Tanto Nikola Mirotic como Rudy Fernández acertaron con sus primeros intentos y pusieron el marcador en 10-4 en apenas cuatro minutos. Las rápidas transiciones ofensivas del líder de la Liga Endesa destrozaban la defensa amarilla, y el ala-pívot serbio Mirotic seguía protagonizando minutos de muchísima calidad. En la recta final del cuarto la defensa mejoró, prohibiendo el tiro al conjunto merengue, pero el atasco isleño siguió marcando los ataques. Cumplidos los primeros diez minutos el resultado era de 19-9.
No cambió mucho el parón entre cuartos. En el segundo acto el Real Madrid sufrió para anotar en los compases iniciales, pero los de Laso seguían realizando un trabajo defensivo excepcional. Albert Oliver, que jugaba tocado en su mano derecha, no pudo hacer mucho para cambiar el signo atacante de los amarillos. Y el Real Madrid encontraba respuesta en forma de espectáculo: dos alley-oops consecutivos y un triple de Jaycee Carroll firmaban un parcial de 7-0 en los primeros tres minutos de acto, cortado por dos libres de Walter Tavares (26-11, min. 14). De poco servía ante la calidad de Sergio Rodríguez, que facilitaba un triple solo de Rudy Fernández. El periodo se desarrolló con un inocente y lento intercambio de golpes que beneficiaba a un Real Madrid que administraba sus ventajas sin demasiada preocupación. Ambos equipos enfilaron el túnel de vestuarios con un claro 41-20 en el luminoso.
Un triple de Ben Hansbrough servía para dar por iniciado el tercer cuarto y, además, para hacer soñar a la gran afición amarilla con una remontada. Pero tanto Rudy Fernández como Nikola Mirotic, absolutamente estelares durante todo el choque, insistieron en confirmar el dominio de un Real Madrid que, ahora más que nunca, es claro favorito a llevarse esta edición de la Copa en Málaga. El Herbalife Gran Canaria intentó recortar distancias en diversas ocasiones, pero un sólido Madrid no dio opciones a nada en un tercer cuarto que acabó con tres acciones espectaculares: un increíble tapón de Tavares y dos mates, uno de ellos protagonizado también por el caboverdiano. La afición, colosal como siempre, entonó el '¡SÍ SE PUEDE'! cuando acababa el cuarto con 61-43.
Tras varias buenas defensas, el Herbalife Gran Canaria volvía a ser quien abría fuego por primera vez. Una contra rápida finalizada por Nacho Martín nos ponía a dieciséis puntos y la afición amarilla volvía a empujar con todas sus fuerzas. Con acciones rápidas el equipo claretiano intentó recortar distancias, pero los de Laso no aflojaron la máquina en defensa, mientras encontraban acciones positivas con las que mantenían el colchón. Y una canasta de Darden desde la esquina dilapidaba toda esperanza isleña de obtener el triunfo. Los instantes finales del choque solo sirvieron para maquillar el resultado definitivo y para que la parroquia amarilla desplazada a Málaga cantara, animara y demostrara una Copa más que son una afición de campeones.
El Real Madrid saltó a la pista del Martín Carpena con el objetivo de confirmar con argumentos la vitola de favorito al título que arrastraba antes de la cita copera. Los de Laso no tardaron en mostrar una de sus muchas armas ofensivas: el tiro exterior. Tanto Nikola Mirotic como Rudy Fernández acertaron con sus primeros intentos y pusieron el marcador en 10-4 en apenas cuatro minutos. Las rápidas transiciones ofensivas del líder de la Liga Endesa destrozaban la defensa amarilla, y el ala-pívot serbio Mirotic seguía protagonizando minutos de muchísima calidad. En la recta final del cuarto la defensa mejoró, prohibiendo el tiro al conjunto merengue, pero el atasco isleño siguió marcando los ataques. Cumplidos los primeros diez minutos el resultado era de 19-9.
No cambió mucho el parón entre cuartos. En el segundo acto el Real Madrid sufrió para anotar en los compases iniciales, pero los de Laso seguían realizando un trabajo defensivo excepcional. Albert Oliver, que jugaba tocado en su mano derecha, no pudo hacer mucho para cambiar el signo atacante de los amarillos. Y el Real Madrid encontraba respuesta en forma de espectáculo: dos alley-oops consecutivos y un triple de Jaycee Carroll firmaban un parcial de 7-0 en los primeros tres minutos de acto, cortado por dos libres de Walter Tavares (26-11, min. 14). De poco servía ante la calidad de Sergio Rodríguez, que facilitaba un triple solo de Rudy Fernández. El periodo se desarrolló con un inocente y lento intercambio de golpes que beneficiaba a un Real Madrid que administraba sus ventajas sin demasiada preocupación. Ambos equipos enfilaron el túnel de vestuarios con un claro 41-20 en el luminoso.
Un triple de Ben Hansbrough servía para dar por iniciado el tercer cuarto y, además, para hacer soñar a la gran afición amarilla con una remontada. Pero tanto Rudy Fernández como Nikola Mirotic, absolutamente estelares durante todo el choque, insistieron en confirmar el dominio de un Real Madrid que, ahora más que nunca, es claro favorito a llevarse esta edición de la Copa en Málaga. El Herbalife Gran Canaria intentó recortar distancias en diversas ocasiones, pero un sólido Madrid no dio opciones a nada en un tercer cuarto que acabó con tres acciones espectaculares: un increíble tapón de Tavares y dos mates, uno de ellos protagonizado también por el caboverdiano. La afición, colosal como siempre, entonó el '¡SÍ SE PUEDE'! cuando acababa el cuarto con 61-43.
Tras varias buenas defensas, el Herbalife Gran Canaria volvía a ser quien abría fuego por primera vez. Una contra rápida finalizada por Nacho Martín nos ponía a dieciséis puntos y la afición amarilla volvía a empujar con todas sus fuerzas. Con acciones rápidas el equipo claretiano intentó recortar distancias, pero los de Laso no aflojaron la máquina en defensa, mientras encontraban acciones positivas con las que mantenían el colchón. Y una canasta de Darden desde la esquina dilapidaba toda esperanza isleña de obtener el triunfo. Los instantes finales del choque solo sirvieron para maquillar el resultado definitivo y para que la parroquia amarilla desplazada a Málaga cantara, animara y demostrara una Copa más que son una afición de campeones.
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