Por Antonio de Armas
Archiconocidas son sus expulsiones con Alfredo Di Stéfano que en aquellos tiempos era considerado el mejor jugador del mundo.
- Alfredo Di Stéfano era un gran jugador pero también era muy marrullero. Fui expulsado en dos ocasiones y se da la coincidencia que las dos fueron a la altura de lo que antes era la caseta visitante. La primera vez él llevaba el balón y yo le entré y se lo arrebaté limpiamente. Cuando me disponía a seguir la jugada me entró por detrás y me dio una patada en el tobillo volviéndome hacia él para repeler la agresión. El árbitro, que estaba cerca de la jugada, nos envió inmediatamente a la ducha pero el jugador madridista no quería salir del terreno de juego. Yo le dije al árbitro que no salía del campo si Di Stéfano no se dirigía primero a los vestuarios. Se formó una gran tangana donde participarían todos los jugadores con agresiones mutuas. Al final tuvo que intervenir la fuerza pública llevándose al argentino fuera de la cancha entre los abucheos del público.
La segunda vez se pasó el partido provocándome y dándome codazos. En una entrada fuerte que le hice se tiró al suelo haciendo mucho teatro, simulando estar lesionado.
Entonces el árbitro decidió expulsarme a mí sólo. Mis compañeros rodearon al colegiado zarandeándole e incitándole a que expulsara también a Di Stéfano pero éste no se volvió atrás en su decisión.
Se dio la circunstancia que al finalizar dicho encuentro con el Real Madrid el secretario del club amarillo D. Jesús Rodríguez Doreste y el notario de la entidad merengue Méndez Vico, después de un amplio cambio de impresiones en la caseta local, se dirigieron al vestuario arbitral solicitando la reducción de la sanción que era por aquel entonces de cuatro partidos. El árbitro Sr. Birigay, persona comprensiva y ecuánime, redactó un acta favorable para ambos que fuimos solamente multados con amonestación, pese a que dicho incidente trascendió a nivel nacional.
¿Cuál fue el mejor jugador que vio Vd. jugar?
- A pesar de todo, Di Stéfano. Tenía una clase extraordinaria y además se pasaba todo el partido corriendo, animando a sus compañeros o recriminándoles para que lucharan y lo dieran todo en el campo. Disparaba desde todos los ángulos y el campo parecía hacérsele pequeño. A nivel inferior podría citar a Kubala y Kopa que eran jugadores muy habilidosos. De los canarios destacaría por encima de todos al gran maestro Alfonso Silva al que vi hacer jugadas de auténtico genio del balón. También me gustaba el juego de Felo ya que en él se compaginaban la técnica y su gran fuerza física.
Alfonso Silva (El Maestro).
El extremo más difícil...
- En mi larga trayectoria profesional tuve que enfrentarme a grandes extremos como Gaínza, Basora, Gento, etc... Todos me dieron mucho trabajo ya que eran jugadores muy difíciles de marcar. Sin embargo, el más encontrado para mí era Miguel "El Palmero". Habíamos sido compañeros en el RC Victoria y nos conocíamos muy bien. Éramos excelentes amigos y en el campo sabía cómo ponerme nervioso haciéndome perder el control del partido.
¿Cuántas veces lo expulsaron de un terreno de juego? - No lo sé con exactitud pero fueron muchas. Había un compañero, Verde, que llegó a la UD Las Palmas procedente del Atlético de Madrid en calidad de cedido, que era tan duro como yo. En un partido contra el Atlético de Bilbao en el estadio de San Mamés, al término de del primer tiempo por poco no llegamos a la caseta ya que el público nos quería linchar. A Verde, en un saque de banda, le dieron con una gabardina mojada en la cabeza tirándolo al suelo.
¿Quiere contarnos alguna anécdota que le haya sucedido en alguno de sus viajes?
- Se podrían contar a cientos. Jugando contra el Alavés en su campo, Mendizorroza, le dieron a Verde un balonazo en la cara perdiendo un diente de oro. El jugador se dirige al árbitro y habla con él pidiéndole por favor que buscáramos el diente. Al poco tiempo y después de consultarlo con los dos liniers nos reúne a todos los del equipo y nos tuvo buscando el diente de oro que se le cayó a Verde a consecuencia del balonazo. El público comenzó a protestar airadamente y ante la tardanza se unieron también los jugadores del equipo contrario formándose un gran "relajo". Finalmente, después de un largo rato apareció el diente ante las risas del respetable que increpaba a Verde cada vez que éste se acercaba al balón.
.Recuerdo también otro partido que jugamos en La Línea de la Concepción y ganábamos uno a cero. Entonces el medio volante del equipo contrario da un patadón y el árbitro pita fuera de juego pero al ver que el balón finalmente se cuela en la puerta decide conceder el tanto. Todos nos fuimos hacia donde estaba y lo rodeamos pero él no se bajaba del burro. Yo, aprovechando que estaba de espalda le arreé una gran patada. Se volvió indignado con toda energía y dirigiéndose a Macario que también llevaba bigote, le ordenó airadamente que se fuera a la caseta. Éste con gesto de asombro le decía, echándose las manos a la cabeza: "¡Señor árbitro, pero si yo no he hecho nada!". Entonces, el árbitro le dijo: "¡Anda sinvergüenza, caradura, que te vi el bigote por el rabillo del ojo!". Una vez en la caseta Macario no salía de su asombro y yo le decía: "¡Pero hombre Macario ! ¿Cómo se te ocurre pegarle una patada al árbitro?.
.¡POR AQUÍ NO PASA NADIE!
Así se expresaba nuestro duro y pundonoroso defensa del bigote Beneyto, con la finalidad de amedrentar a los delanteros contrarios. El bravo lateral amarillo marcó toda una época en la UD Las Palmas, siendo uno de los jugadores más recordados por la afición
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