El Herbalife Gran Canaria quiso pero no pudo. No pudo escribir una nueva proeza en un libro maravilloso cuyo último capítulo se vivió en el Buesa.
Lucha. Por un pueblo, un escudo y una camiseta. Lucha por no terminar ya, lejos del hogar, una temporada histórica. Lucha por el orgullo de todo un club y una isla. El Herbalife Gran Canaria salió enchufado al Buesa Arena y mandó firmemente en los compases iniciales.
Báez anotó la primera en el primer ataque y el Laboral Kutxa Baskonia tardó más de tres minutos en anotar su primera canasta en juego. Fue Tillie y solo pudo hacerlo en una transición rápida en el primer fallo claretiano de la noche. Quién personifica mejor la lucha que Kuric. Un tumor cerebral después, volvió antes del final no como ejemplo de superación, sino como ejemplo de compromiso. No para mirar y animar, sino para contribuir.
Dos triples suyos ponían cinco de diferencia (6-11, minuto 5) pero en defensa poco podía hacer ante el ímpetu de un imparable Hanga. El húngaro lideró la reacción de un cojunto baskonista que llegó a igualar el choque pero que cerró el primer cuarto con dos de desventaja (18-20).
Aguilar, con la muñeca dolorida, tuvo minutos muy importantes en el inicio del segundo acto. Anotó cuatro puntos para que el Granca volviera a disfrutar de cinco puntos de ventaja (21-26, minuto 12). Adams sufría la buena defensa de Pangos y el canadiense, además, anotaba de tres.
Llegó el primer estirón serio del finalista de Euroliga. Bourousis, Bertans, Adams y Hanga demostraban por qué ostentan numerosos galardones nacionales y continentales. Parcial de 10-0 para el primer momento delicado de los isleños (38-31, minuto 18) en todo el choque.
Pero si algo ha demostrado este hambriento grupo de lobos liderado por el líder Aíto es que nunca se rinde. Defensa a defensa, sin prisas, logró el cuadro grancanario remontar antes de enfilar el túnel de vestuarios (40-41).
El guion se asemejaba mucho al del primer partido. Hasta el momento las líneas eran favorables al equipo claretiano pero, si se seguía cumpliendo, aguardaba un tercer cuarto malo. Por desgracia, el Laboral Kutxa salió enchufado y logró endosarle un parcial de 10-0 (50-41, minuto 23) a los amarillos que les puso contra las cuerdas como nunca antes en la tarde.
La diferencia nunca llegaba a superar los dobles dígitos y el Herbalife Gran Canaria se mantenía en el choque a base de lucha y coraje. Así, dos tiros libres de Rabaseda colocaban a los claretianos a solo cinco puntos. Los desaciertos eran continuos pero el conjunto baskonista no acababa de matar al combativo grupo amarillo (61-54).
Pangos estrenaba el último cuarto de su primera temporada con un tremendo triple. Rabaseda le seguía después de una canasta de Bourousis y el Buesa Arena volvía a ver rugir a un Granca incansable (63-60, minuto 33) que renunciaba a rendirse. Como en toda la temporada.
Con 65-60 en el marcador transcurrieron varios minutos hasta que Pasecniks lograba anotar dos tiros libres. Al joven letón no le tembló la muñeca desde 4,60 pero iba a ser insuficiente. Sobre todo por errores ofensivos, por desaciertos, por despistes propios de la tensión de lo que se jugaba.
Bourousis hacía daño en la pintura, cogiendo rebotes y anotando. A 2:53 del final el electrónico señalaba 71-64 y durante más de un minuto, el tanteo no cambió. Albert Oliver transformó dos tiros libres para colocar el 71-66 a 1:37 del final. A cada segundo que pasaba se complicaba una última proeza de un grupo histórico que nunca llegó.
El Laboral Kutxa Baskonia venció merecidamente ante un Herbalife Gran Canaria que cerró un curso para siempre recordado. Con una final de Copa del Rey, una semifinal de Eurocup y un quinto puesto en Liga Endesa que le sitúa como el mejor de los equipos terrenales. Pero, cada año, más cerca de los gigantes de leyenda.
Báez anotó la primera en el primer ataque y el Laboral Kutxa Baskonia tardó más de tres minutos en anotar su primera canasta en juego. Fue Tillie y solo pudo hacerlo en una transición rápida en el primer fallo claretiano de la noche. Quién personifica mejor la lucha que Kuric. Un tumor cerebral después, volvió antes del final no como ejemplo de superación, sino como ejemplo de compromiso. No para mirar y animar, sino para contribuir.
Dos triples suyos ponían cinco de diferencia (6-11, minuto 5) pero en defensa poco podía hacer ante el ímpetu de un imparable Hanga. El húngaro lideró la reacción de un cojunto baskonista que llegó a igualar el choque pero que cerró el primer cuarto con dos de desventaja (18-20).
Aguilar, con la muñeca dolorida, tuvo minutos muy importantes en el inicio del segundo acto. Anotó cuatro puntos para que el Granca volviera a disfrutar de cinco puntos de ventaja (21-26, minuto 12). Adams sufría la buena defensa de Pangos y el canadiense, además, anotaba de tres.
Llegó el primer estirón serio del finalista de Euroliga. Bourousis, Bertans, Adams y Hanga demostraban por qué ostentan numerosos galardones nacionales y continentales. Parcial de 10-0 para el primer momento delicado de los isleños (38-31, minuto 18) en todo el choque.
Pero si algo ha demostrado este hambriento grupo de lobos liderado por el líder Aíto es que nunca se rinde. Defensa a defensa, sin prisas, logró el cuadro grancanario remontar antes de enfilar el túnel de vestuarios (40-41).
El guion se asemejaba mucho al del primer partido. Hasta el momento las líneas eran favorables al equipo claretiano pero, si se seguía cumpliendo, aguardaba un tercer cuarto malo. Por desgracia, el Laboral Kutxa salió enchufado y logró endosarle un parcial de 10-0 (50-41, minuto 23) a los amarillos que les puso contra las cuerdas como nunca antes en la tarde.
La diferencia nunca llegaba a superar los dobles dígitos y el Herbalife Gran Canaria se mantenía en el choque a base de lucha y coraje. Así, dos tiros libres de Rabaseda colocaban a los claretianos a solo cinco puntos. Los desaciertos eran continuos pero el conjunto baskonista no acababa de matar al combativo grupo amarillo (61-54).
Pangos estrenaba el último cuarto de su primera temporada con un tremendo triple. Rabaseda le seguía después de una canasta de Bourousis y el Buesa Arena volvía a ver rugir a un Granca incansable (63-60, minuto 33) que renunciaba a rendirse. Como en toda la temporada.
Con 65-60 en el marcador transcurrieron varios minutos hasta que Pasecniks lograba anotar dos tiros libres. Al joven letón no le tembló la muñeca desde 4,60 pero iba a ser insuficiente. Sobre todo por errores ofensivos, por desaciertos, por despistes propios de la tensión de lo que se jugaba.
Bourousis hacía daño en la pintura, cogiendo rebotes y anotando. A 2:53 del final el electrónico señalaba 71-64 y durante más de un minuto, el tanteo no cambió. Albert Oliver transformó dos tiros libres para colocar el 71-66 a 1:37 del final. A cada segundo que pasaba se complicaba una última proeza de un grupo histórico que nunca llegó.
El Laboral Kutxa Baskonia venció merecidamente ante un Herbalife Gran Canaria que cerró un curso para siempre recordado. Con una final de Copa del Rey, una semifinal de Eurocup y un quinto puesto en Liga Endesa que le sitúa como el mejor de los equipos terrenales. Pero, cada año, más cerca de los gigantes de leyenda.
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