miércoles, 3 de diciembre de 2014

La U.D. Las Palmas en la Copa de Ferias. (Por Antonio de Armas)

La UD Las Palmas cae eliminada ante el Hertha de Berlín por un penalti inocente de Castellano aunque el colegiado no quiso ver una clarísima mano voluntaria en el área berlinesa.

La UD Las Palmas caía injustamente derrotada en el Estadio Olímpico ante el Hertha de Berlín.

El partido pudo quedar en empate ya que el árbitro checo Sr. Hartmann señalaría el máximo castigo a los amarillos pero no quiso ver la clara mano de Witt. En realidad, si bien en la primera mitad su actuación pasó desapercibida, en la segunda mitad fue muy parcial y casero, señalando continuadas faltas al marco de Oregui.
En esta ocasión nos ha defraudado el Hertha, muy nervioso, con falta de ligazón en el centro del campo y nula capacidad rematadora. Sin embargo, la UD Las Palmas, que se mostró inconmensurable en sus líneas de atrás, estuvo remisa y torpe en la franja central y sin claridad de ideas en sus hombres punta, a excepción de algunas internadas del extremo León.
Bien es verdad que la temperatura bajó muchos enteros a la hora del partido, convirtiéndose en gélida y fría con sólo siete grados, aunque ello no justifica el mal encuentro realizado por ambos conjuntos.
Una pena, en definitiva, ya que de haber jugado Martín y Juanito Guedes el resultado hubiera podido ser diferente.
En la primera mitad la defensa canaria estuvo muy segura en todas sus líneas, especialmente Hernández que tuvo una extraordinaria actuación anulando al extremo izquierdo del equipo rival, Steffenhaguen.

En la línea media, Trona, que había realizado excelentes encuentros como delantero centro, estuvo muy desdibujado sin encontrar nunca su sitio en el terreno de juego, fallando una clarísima oportunidad de marcar cuando Germán en un pase centrado lo dejó solo ante la portería defendida por Wolkman. De igual forma, un tiro fortísimo de Gilberto I saldría lamiendo el palo. No se puede hablar de más oportunidades claras ya que existió una laguna notable en el centro del campo.
El equipo del Hertha nos pareció esta vez un conjunto trotón, dedicándose a bombear balones sobre el marco de Oregui.
A los nueve minutos de la segunda mitad el tinerfeño José Juan sustituyó a Trona para dar más mordiente al ataque sin resultado positivo.
Poco después llegaba la jugada del penalti, cuando el delantero centro Brungas se interna por la derecha y centra en corto sobre el extremo Steffenhaguen y es interceptado por el defensa Castellano. A nuestro juicio fue una acción contundente pero limpia. El extremo cae al césped y da muestras de dolor. Los jugadores amarillos protestan la jugada pero el árbitro no se vuelve atrás en su decisión.
La pena máxima fue ejecutada por Patzke dando el balón en el poste para luego entrar en la red.
Poco después llegaría la mano de Witt que el colegiado no quiso ver.
En el capítulo de jugadores canarios destacados resaltamos la actuación del guardameta Oregui y la línea de defensas compuesta por Hernández, Tonono y José Luis.

A las órdenes del árbitro Sr. Hartmann los equipos presentaron las siguientes formaciones:
Hertha de Berlín: Wolkman; Gross, Patzke (Loths), Witt; Wild, Enders; Altendoest (Veva), Ipta, Brungs, Graver y Steffenhaguen.
UD Las Palmas: Oregui; Hernández, Tonono, José Luis; Castellano, Niz; León, Gilberto II, Trona (José Juan), Germán y Gilberto I.

La pérdida del liderato ante el Real Madrid en el torneo liguero y la eliminación de la Copa de Ciudades en Feria generaría un ambiente enrarecido que se agravaría con cuatro jornadas sin conocer la victoria: derrota de nuevo a domicilio ante el Valencia y como visitante ante el Celta de Vigo, y empates ante el Pontevedra y el Deportivo de La Coruña. Y aunque la victoria ante el CF Barcelona mitigaría el descontento de los aficionados, la ulterior goleada ante el Real Madrid en el Bernabéu por cinco tantos a cero, Valencia, y sobre todo la imagen deplorable que ofrecería el equipo perdiendo a domicilio ante el Deportivo de La Coruña, desataría las iras de la afición que flameando pañuelos pedía un cambio en la dirección técnica de nuestro equipo.
Luis Molowny, que ya venía siendo cuestionado desde aquel 2-4 ante el Real Madrid y la polémica y posteriores debates sobre la elección del lanzamiento del penalti, era ya un técnico agotado y herido.
Todos aquellos aficionados que clamaban su salida al campo entre vítores, confetis e instrumentos de viento en los partidos de la década de los cincuenta ante el Atlético de Madrid y Valladolid; su clamoroso éxito con la Selección Juvenil campeona de España, o su posterior reinado con dos temporadas que aún no han sido mejoradas por ningún otro entrenador a lo largo de la historia, se convertían ahora en sus mayores censores, pidiendo su fulgurante salida de la entidad.

El 26 de enero de 1970, , Luis Molowny dirigiría a la UD Las Palmas por última vez ante el Deportivo de La Coruña.
Paradigma de caballerosidad, no hizo falta llamarlo con la finalidad de comunicarle su cese. Tras la finalización del encuentro y siendo plenamente consciente de las exigencias del respetable y el enrarecido ambiente, presentaría voluntariamente la dimisión de su cargo.
No exigió ni siquiera su liquidación al cancelar el contrato, cantidades que le fueron pagando en años sucesivos, según demostraremos en futuros documentos.
Se marchaba todo un caballero del deporte con quien la sociedad canaria tiene contraída una perenne deuda de gratitud y reconocimiento, no sólo por sus éxitos deportivos sino en su dimensión humana.
El entrenador palmero Rosendo Hernández regresaba de nuevo a la isla para dirigir el equipo por segunda vez, clasificándolo en la novena posición de la tabla al término de la liga.
Técnico extremadamente temperamental y de lenguaje explosivo en la cancha, era, sin embargo, afable, cordial y dialogante fuera de ella.
Sentía por la cantera auténtica devoción, haciendo debutar en distintas épocas a jugadores como Germán, León y Rafael ante el Recreativo de Huelva, José Cristóbal Correa ante la UD Levante, Melián y Carmelín ante el Atlético de Madrid, etc…
De igual forma era un gran defensor del jugador en sus relaciones contractuales o de cualquier índole con los rectores de la entidad.

Leer mas en www.udlaspalmas.es.- Cronología de una añoranza




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