Cástor
Benítez-Inglott acudió el pasado fin de semana a Austria para disputar
el Campeonato del Mundo de Ironman.
El grancanario se había clasificado
entre miles de aspirantes y se enfrentaba a más de 2.500 atletas, de
ellos menos de 40 eran españoles. Un ambiente que Benítez-Inglott
catalogaba así: "Fue espectacular la acogida de la gente del lugar,
desde donde se desarrollaba el epicentro de la prueba hasta las
localidades cercanas. Había mucho público en cada kilómetro del
recorrido".
El
primer enfrentamiento era a nado. "La adrenalina subía por momentos
cuando buscaba un hueco entre tanta gente", recuerda el deportista
grancanario y antiguo piloto de monoplazas en los circuitos nacionales e
internacionales. Esta prueba era en un lago, donde se flota menos,
espacio del que Cástor salió "bien, sin cansancio y con mucha energía
para la bici". En esta etapa empezó bastante fuerte y mantuvo el ritmo
en la escalada a un puerto con una pendiente del 20% en algunos puntos.
Desde aquí afrontó una bajada rápida y técnica, donde llegaban a
alcanzar los 90 km/h pero, a partir del kilómetro 70, "empecé a venirme
abajo ya que no dosifiqué bien las fuerzas", recuerda el deportista
apoyado por NutriSport y BikeGC. A pesar de todo completó los 90
kilómetros en dos horas y 40 minutos.
La fase
final, la carrera a pie, fue muy dura. "Me bajé de la bici con las
piernas muy cargadas y hasta el kilómetro diez no encontré fuerzas",
señala Cástor, que en el kilómetro 17 tuvo que tomar un gel para poder
tirar bien hasta el final. Con todo, su cuerpo no aceptaba más y lo
acababa expulsando y ya, de esta manera, "llegué hasta el final". "Ese
momento fue espectacular con las calles llenas de gente animando",
recuerda y, por un momento, "se te olvida que estás reventado y puedes
hasta hacer un sprint final", comentó entre sonrisas.
La
valoración de Cástor Benítez-Inglott-Bellini fue positiva, y es que
sólo lleva "dos años en esto y ya he conseguido clasificarme para un
mundial". Sobre la competencia dijo estar "impresionado. El nivel era
mucho más alto de lo que imaginaba. A la postre acabó en la posición
número 160 de su categoría, de un total que se aproximaba a los 300.
Ahora, en la segunda quincena del mes de septiembre, "estaré en
Lanzarote, donde habrá que intentar clasificarse de nuevo y seguir
mejorando".
Y así se despedía un Cástor
Benítez-Inglott que acudió al IronMan de Austria sin ningún tipo de
apoyo institucional para un evento de este calibre, preparándose y
desplazándose con la única ayuda familiar, además de la propia, y de la
colaboración de NutriSport y BikeGC.
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