Un pabellón, un estado, un recinto puede vivir mucho. Muy mal debe irle para no presenciar una ovación. Ovación a un jugador, a un cantante, incluso a un político. Difícilmente, eso sí, algún recinto ha vivido el tipo de ovación que la afición amarilla brindó a Kyle Kuric. Porque difícilmente el ovacionado aterrizaba de vuelta tras superar tres operaciones en el cerebro.
Kyle sonrió desde el inicio como quien sonríe después de haber burlado a la muerte. “La isla es una gran familia” decía al llegar y recordar los mensajes de ánimo de todos. Pero la afición tenía ganas de demostrarle el cariño en persona, y el Gran Canaria Arena retumbó cuando el estadounidense pisó la cancha.Y con su sonrisa, el equipo funcionó. Los claretianos salieron muy enchufados, haciendo un muy buen baloncesto ofensivo respondido por un equipo de Euroliga. Es lo que es Unicaja. Con sus altibajos en Liga Endesa, pero con marcha arrolladora en la mejor competición del continente. Un grande de España. En el ecuador del cuarto, Jackson igualaba con un triple (11-11, minuto 5) e indicaba que no iba a ser nada fácil derrotar a los malagueños. El choque fue un constante intercambio de golpes entre dos púgiles de primer nivel, y al final del cuarto se llegaba con una ventaja mínima de los isleños (24-23).
No son líneas estas que vengan a decir ese tipo de sandeces tan de moda de que las buenas vibraciones son atraídas por las buenas vibraciones. Que si sonríes, todo irá bien. No sucede así, pero si sonríes mientras trabajas duro, entonces tienes mucho terreno ganado. Kyle nunca perdió la sonrisa en ningún momento y sus compañeros, con él en el banquillo celebrando y saltando con cada triple y acción de mérito, no dejaron de sonreír.
Y entre sonrisa y sonrisa el Granca hiló su mejor cuarto de la historia. Un cuarto en el que anotó nueve triples, 35 puntos, y dejó en apenas 11 a un Unicaja boquiabierto, sin respuesta ante el vendaval claretiano. Un tremendo parcial de 25-5 terminó por romper el choque. Triples de Aguilar, de Newley, de Báez; asistencias de Oliver, de Pangos; juego coral que enloqueció a toda la afición amarilla, casi 7.000 espectadores. Al descanso, Unicaja y Plaza solo podían agradecer que existieran quince minutos de tregua porque la guerra la parecían estar perdiendo sin remedio (59-34).
Con veinticinco de diferencia, poca historia tuvo la segunda parte. Suele tender el equipo con ventaja a relajarse y no preocuparse por seguir jugando duro. Pero no se podía bajar los brazos con la sonrisa de Kyle indicando el camino desde el banquillo. El Herbalife Gran Canaria siguió corriendo, siguió atacando, siguió jugando con intensidad y superó la treintena de ventaja.
Y al final, un claro 98-65 que convirtió el Gran Canaria Arena en una fiesta. Estaba claro que, pasara lo que pasara, Kyle Kuric iba a ser el hombre de la noche. Y lo fue no solo por volver a su casa y su familia tras superar un tumor cerebral, sino también por sonreír. Sonreír y contagiar a más de 7.000 personas su sonrisa, incluidos los doce compañeros amarillos. Los doce hermanos.
Ficha técnica:
98 – Herbalife Gran Canaria (24+35+23+16): Pangos (17), Salin (5), Newley (11), Báez (16) y Galdikas (4) -cinco inicial-, Oliver (5), Omic (10), Seeley (10), Rabaseda (3), Savané (8), Paulí (-) y Aguilar (9).
65 – Unicaja (23+11+16+15): Nedovic (5), Jackson (11), Kuzminskas (12), Thomas (3) y Hendrix (6) -cinco inicial-, Smith (8), Díez (5), Vázquez (6), Suárez (4), Díaz (3) y Cooley (2).
Árbitros: Conde, Perea y Cardús. Sin eliminados.
Incidencias: partido correspondiente a la duodécima jornada de la Liga Endesa de baloncesto disputado en el Gran Canaria Arena ante 6.928 espectadores.
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