La escuadra isleña fue superior al conjunto baskonista desde un tremendo parcial de salida de 26-6.
El Herbalife Gran Canaria arrancó la jornada, por primera vez en lo que llevamos de curso, en puestos de Copa del Rey. Los de Luis Casimiro, conscientes de que tienen el billete para Vitoria en su mano y que solo depende de ellos, tuvieron más de una semana para preparar una cita que, precisamente, olía a Copa. Un rival de Euroliga para seguir escalando posiciones.
La puesta en escena de los claretianos tuvo reminiscencias de pretemporada. De Supercopa Endesa. De grupo cerca de alcanzar su máximo potencial. El equipo claretiano hizo de la defensa virtud, y desde la intensidad de manos lograron un parcial demoledor de salida. McCalebb enseñó el camino, como viene haciendo en las últimas semanas, con los primeros cinco puntos, y Sito Alonso se vio pronto obligado a pedir tiempo muerto (11-1, minuto 5) ante el vendaval amarillo.
Llegó la pausa justo después de un sideral mate a una mano de Pasecniks tras pase de Royce O’Neale, pero no sirvió de mucho para un conjunto baskonista incapaz de anotar. El marcador llegó a mostrar un esclarecedor 15-1 tras cuatro puntos consecutivos de McCalebb, que anotó a placer tras dos robos seguidos de la defensa isleña. Budinger, la última incorporación NBA de los baskonistas sin contar a Prigioni, convirtió tres tiros libres y, a menos de dos minutos del final del cuarto, anotó la única canasta en juego del equipo vitoriano en el primer parcial. Solo una canasta en juego, solo seis puntos, ante el dominio aplastante de los grancanarios (22-6).
Era de esperar que un equipo del calibre del Baskonia despertarse de un momento a otro, pero el Herbalife Gran Canaria ponía todo de su parte para que ese instante se retrasara todo lo posible. Pablo Aguilar, que retornó a las pistas tras lesionarse hace varias semanas, no acusó el período de inactividad y contribuyó a que la distancia llegara a ser de veinte puntos. Él y Rabaseda volvieron a conformar una dupla vital desde el banquillo, y fueron primordiales en que la renta fuese abrumadora (31-10, minuto 15) y difícil de creer.
Fue entonces cuando los de Sito Alonso dieron las primeras muestras de vida con un parcial de 0-6. Los locales, lejos de amilanarse, mantuvieron la calma y no perdieron ojo al plan de juego. Defensa y velocidad. El acierto exterior no acompañaba pero tampoco se echaba en falta. Hollins machacaba el aro baskonista para colocar el 40-21. Parecía que ese sería el marcador al intermedio, pero Larkin logró convertir tres tiros libres casi sobre la bocina (40-24).
La caballería vitoriana
Pero ya decíamos que era casi imposible que Baskonia no reaccionara. Y lo hizo apelando al talento individual que esconden hombres como Larkin, Hanga o Beaubois. La caballería vitoriana. Sito les llamó al descanso y aparecieron. En un abrir y cerrar de ojos los baskonistas estaban a diez, y la diferencia llegó a bajar hasta los seis puntos (43-37, minuto 26) tras cinco tantos seguidos de Beaubois.
Se cambiaron los papeles ambos equipos y, en ese momento, eran los claretianos los que carecían de ideas con las que romper la defensa rival. La línea de personal parecía el único recurso mientras el equipo vasco seguía fino desde más allá de 6,75. Cuando más apremiaba la situación, Kuric convirtió un inverosímil 2+1 que hizo levantarse al público del Gran Canaria Arena. La defensa permitió a los amarillos encarar el último envite con ocho de ventaja (50-42).
Larkin protagonizó el primer golpe del asalto definitivo con un canastón en el que exhibió potencia y calidad. Sin embargo, los de Luis Casimiro no estaban dispuestos a repetir un cuarto de baja anotación y se mostraron más enérgicos en ataque. Dos tiros libres de O’Neale disparaban la diferencia por encima de los diez puntos (56-44, minuto 33).
Tras una maravillosa y deliciosa acción de Hendrix, el equipo vitoriano encadenó un parcial de 5-11 que volvió a apretar las cosas. Con 63-57 en el electrónico y cuatro minutos para el final, aparecieron Kyle Kuric y la defensa. La defensa como constante en los mejores momentos amarillos.
No tuvieron opción de competir el triunfo en los instantes finales los visitantes, y el Herbalife Gran Canaria sumó un triunfo vital en sus aspiraciones de lograr un billete para la Copa del Rey.
La puesta en escena de los claretianos tuvo reminiscencias de pretemporada. De Supercopa Endesa. De grupo cerca de alcanzar su máximo potencial. El equipo claretiano hizo de la defensa virtud, y desde la intensidad de manos lograron un parcial demoledor de salida. McCalebb enseñó el camino, como viene haciendo en las últimas semanas, con los primeros cinco puntos, y Sito Alonso se vio pronto obligado a pedir tiempo muerto (11-1, minuto 5) ante el vendaval amarillo.
Llegó la pausa justo después de un sideral mate a una mano de Pasecniks tras pase de Royce O’Neale, pero no sirvió de mucho para un conjunto baskonista incapaz de anotar. El marcador llegó a mostrar un esclarecedor 15-1 tras cuatro puntos consecutivos de McCalebb, que anotó a placer tras dos robos seguidos de la defensa isleña. Budinger, la última incorporación NBA de los baskonistas sin contar a Prigioni, convirtió tres tiros libres y, a menos de dos minutos del final del cuarto, anotó la única canasta en juego del equipo vitoriano en el primer parcial. Solo una canasta en juego, solo seis puntos, ante el dominio aplastante de los grancanarios (22-6).
Era de esperar que un equipo del calibre del Baskonia despertarse de un momento a otro, pero el Herbalife Gran Canaria ponía todo de su parte para que ese instante se retrasara todo lo posible. Pablo Aguilar, que retornó a las pistas tras lesionarse hace varias semanas, no acusó el período de inactividad y contribuyó a que la distancia llegara a ser de veinte puntos. Él y Rabaseda volvieron a conformar una dupla vital desde el banquillo, y fueron primordiales en que la renta fuese abrumadora (31-10, minuto 15) y difícil de creer.
Fue entonces cuando los de Sito Alonso dieron las primeras muestras de vida con un parcial de 0-6. Los locales, lejos de amilanarse, mantuvieron la calma y no perdieron ojo al plan de juego. Defensa y velocidad. El acierto exterior no acompañaba pero tampoco se echaba en falta. Hollins machacaba el aro baskonista para colocar el 40-21. Parecía que ese sería el marcador al intermedio, pero Larkin logró convertir tres tiros libres casi sobre la bocina (40-24).
La caballería vitoriana
Pero ya decíamos que era casi imposible que Baskonia no reaccionara. Y lo hizo apelando al talento individual que esconden hombres como Larkin, Hanga o Beaubois. La caballería vitoriana. Sito les llamó al descanso y aparecieron. En un abrir y cerrar de ojos los baskonistas estaban a diez, y la diferencia llegó a bajar hasta los seis puntos (43-37, minuto 26) tras cinco tantos seguidos de Beaubois.
Se cambiaron los papeles ambos equipos y, en ese momento, eran los claretianos los que carecían de ideas con las que romper la defensa rival. La línea de personal parecía el único recurso mientras el equipo vasco seguía fino desde más allá de 6,75. Cuando más apremiaba la situación, Kuric convirtió un inverosímil 2+1 que hizo levantarse al público del Gran Canaria Arena. La defensa permitió a los amarillos encarar el último envite con ocho de ventaja (50-42).
Larkin protagonizó el primer golpe del asalto definitivo con un canastón en el que exhibió potencia y calidad. Sin embargo, los de Luis Casimiro no estaban dispuestos a repetir un cuarto de baja anotación y se mostraron más enérgicos en ataque. Dos tiros libres de O’Neale disparaban la diferencia por encima de los diez puntos (56-44, minuto 33).
Tras una maravillosa y deliciosa acción de Hendrix, el equipo vitoriano encadenó un parcial de 5-11 que volvió a apretar las cosas. Con 63-57 en el electrónico y cuatro minutos para el final, aparecieron Kyle Kuric y la defensa. La defensa como constante en los mejores momentos amarillos.
No tuvieron opción de competir el triunfo en los instantes finales los visitantes, y el Herbalife Gran Canaria sumó un triunfo vital en sus aspiraciones de lograr un billete para la Copa del Rey.
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