Cuando
se anunció el novedoso proyecto del coche 0 para los rallys provinciales, no
podíamos imaginar la discordia que su aparición podria generar, en distintos sectores del automovilismo canario, que no
acabamos de entender desde nuestra posición totalmente ajena a la decisión del
promotor de la idea, de las Federaciones y de los patrocinadores del vehículo.
Partiendo
de la base de que esta medida se dirige a aumentar la seguridad de las pruebas,
entendíamos que el consenso y la bienvenida sería mayoritaria hacía la idea,
independientemente de sus protagonistas y de la repercusión futura de su
implantación para los patrocinadores del proyecto.
La
RFEDA impone a todos los organizadores del campeonato nacional la intervención
de este vehículo y otros como los R, con el fin de aumentar la seguridad
general del certamen según la reglamentación. En esa línea negocia con marcas y
patrocinadores la elección del coche y de sus pilotos con total independencia
de los intereses organizativos, y como es evidente en fechas recientes, decide
modificar o cambiar a los protagonistas del acuerdo.
En
este caso, no existe la obligación tácita por parte de las Federaciones isleñas
para el uso del coche, y por tanto no entendemos la que se ha “liado” en nombre
del posible perjuicio para algunos patrocinadores
de las pruebas. Pero es que además, este vehículo se debe entender como un
coche mas de la carrera, con total independencia de la utilización de otros
coches que se utilizan en la caravana de las pruebas por diferentes
organizadores. El coche 0, será pilotado por tripulantes con licencia y
experiencia, con todas las medidas de seguridad reglamentarias y con las
garantías de un coche de competición rápido, seguro y eficaz, incluido en la
prueba con los seguros correspondientes.
Con ello, se evitaran posibles incidentes (ya ocurridos) con coches y personas
no preparados para la misión de garantizar la seguridad de una prueba.
No
tiene nada que ver con el resto de vehículos que se usan por el organizador, de
acuerdo a sus intereses y patrocinadores, que en ningún caso tienen que verse
afectados por esta presencia ya que pueden seguir aportando sus coches para las
necesidades del organizador, y por supuesto con las mismas repercusiones publicitarias que se
acuerdan en los patrocinios de cada
evento como son cartelería, placas, pódium, promociones y publicidad en general.
Por tanto, no tiene por qué afectar en nada a la negociación de sponsor de los
organizadores.
De
todo ello, podemos deducir que la discordia generada solo tiene la explicación
de la codicia de algunos ante los promotores y patrocinadores de esta idea, que
amen de tener un fin lógico de repercusión publicitaria, tiene que ser
considerada como una aportación importante a la seguridad de nuestras pruebas automovilísticas.A lo mejor, en el futuro y ante la expectativa creada, los organizadores y federaciones puedan crear una oferta pública para la adjudicación de esta propuesta, y consensuar la idea ¿con afán recaudatorio? , desligada del objetivo primordial de la seguridad.
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