Koke, un prodigio que llegó de Palestino
El verano de 1983 fue muy duro para los aficionados de la UD Las Palmas. Aún su tejido social estaba asimilando las consecuencias del descenso tras 19 temporadas ininterrumpidas en la Primera División mientras el club preparaba la nueva plantilla.
Los ofrecimientos llegaron de muchos equipos, pero ya entonces el fútbol albiceleste estaba fuera del alcance económico. Sin embargo, a Betancort le hablaron de un chico que ya brillaba más allá de Los Andes, que despuntaba en el club Palestino de Chile. Era Jorge Contreras, con apenas 23 años emergiendo como una posible figura en un país que ya había dejado estela en España con Carlos Caszely y Patricio Yañez.
Sin apenas cartel, Contreras llegó de puntillas a Gran Canaria. Pero “desde el primer momento comprobamos que Koke era mejor de lo que me habían dicho”, rememoraba años después el propio Betancort. “Nos fiamos de los informes, lo fichamos sin verlo en directo, pero comprobamos de inmediato que Koke era muy completo. No era muy alto pero saltaba muchísimo y remataba muy bien de cabeza. No tenía rapidez pero era muy ágil e inteligente en el campo. Y como lanzador de faltas marcó una época al nivel de lo que antes habían hecho Guedes, Germán y Brindisi. Acertamos con él de pleno”.
Y Koke se ganó así el corazón de los aficionados grancanarios, participando de forma muy directa en el retorno a Primera en 1985, convirtiéndose en un líder de generación. “La gente me esperaba en la puerta del vestuario para salir a la calle. Me subían a hombros y me llevaban así, cantando, hasta la puerta de mi casa. No olvidaré mis días en la Unión Deportiva. Fueron muy felices”.
Aún hoy, al pasar por Ciudad Jardín, algunos de aquellos aficionados escuchan el eco del ‘Koooke, Koooke, ....’. 93 goles llevan su firma en la Unión Deportiva.
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