DESDE LA GRADA
La llegada de Juan Carlos Valeron era esperada con ansia por el entorno amarillo, aunque la posibilidad se antojaba complicada. Cuando salió a la palestra el interés del club por el jugador de Arguineguin, muchos interpretaron el anuncio como una cortina de humo mediática con el fin de animar la campaña de abonados, entendiendo que Valerón tenía sus pensamientos muy lejos de aquí. Pero en honor a la verdad, tuvimos que dar crédito al rumor, una vez que recibimos una información desde sectores fidedignos de que había existido una reunión entre el presidente Ramírez y el hermano y representante del jugador, Pedro, hace unas semanas. Tras ella, parece que el jugador comenzó a tomar en consideración la opción de quedarse en Canarias, en vez de tomar camino a territorios extranjeros, que eran su principal elección. Una negociación positiva sin la intervención de la cúpula deportiva y que ha ejecutado el presidente, tras al parecer, la presencia en el inicio de contacto de las partes de un intermediario próximo al club amarillo.
Clave en el tema era la consideración de Juan Carlos ajena incluso a la deportiva, por sus convicciones personales y familiares, que al final han decidido su llegada, cuando parecía claro su alejamiento de la U.D.. No se debe olvidar además que el grancanario tiene una oferta de continuidad y futuro en el Depor para ocupar una plaza de asesor técnico de rango en el club gallego que también tenía que pesar en su última decisión.
Otros también dudaban de la opción del fichaje, no por la garantía refrendada de su calidad y aportación deportiva futura al equipo, a pesar de su edad, sino por la posible reticencia del sureño a entrar en el entorno amarillo, que en los últimos años y en sus visitas al estadio como rival, ha visto como un sector radical de aficionados le ha recibido de manera hostil y con pitos incomprensibles, mientras que era vitoreado y elogiado por las mayoría de las aficiones de los estadios españoles. Precisamente algunos de los situados en esos sectores críticos, se muestran ahora “encantados” con su vuelta y claman por el acierto de su fichaje, cambiando su traje de forofos ante la evidencia. En fin, cosas del fútbol, con filias y fobias, generadas por el fanatismo de los que presumen de amarillismo.
Mientras se esperaba la reflexión y decisión del mago de Arguineguin, la masa social se muestra expectante y desconfiada por el futuro más próximo del equipo. Por ahora, las entradas de Castillo y Mayor o la continuidad de Tato, no habían despertado demasiado entusiasmo, y los gestores buscaban algún movimiento importante para reactivar el movimiento de abonados que hasta el momento anda muy lento.
Por otro lado, ha llamado mucho la atención la paralización de las varias salidas previstas que van a ser un lastre deportivo para el inicio inmediato de la pretemporada, y que no encuentran colocación en el mercado, de jugadores como D. González o los hnos. Suarez, y mucho mas sorpresivas las salidas no contempladas de algunos canteranos, que han emprendido otros caminos deportivos desconfiando de sus posibilidades deportivas con el equipo o alejados de sus legítimos intereses económicos.
Juanpe que pidió su salida porque no creía en su futuro amarillo, Néstor y Omar que no aceptan las condiciones que les ofrecen, o Cristian Herrera que da la espantada cuando parece que todo está acordado, supuestamente por razones deportivas y también económicas. Mientras se decide por la dirección técnica el fichaje de algunos jóvenes canarios pero foráneos, como Ayoze Placeres, Germán y Vidal para reforzar el filial y como apuesta de futuro. En tanto, se va a contar para realizar la pretemporada con el primer equipo, con algún canterano más que supla las “huidas”, entre los que se encuentra Leo, jugador que ha compartido su progresión reciente entre Las Palmas C y el filial Atlético recién ascendido a 2ª B.
A pesar de estas decepciones, por la marcha de estos canteranos, hay que ser ecuánimes y entender que la U.D. tiene que jugar las bazas económicas en las que se desenvuelve, por la nueva normativa de la LFP, y el status de las famosas licencias P muy costosas para el club, para distribuir entre los jóvenes que se quedaran en la primera plantilla y los que vayan a estar en el filial junto al número obligatorio de fichas sub 23. Ello, conlleva a diferencias muy significativas en los sueldos de algunos jugadores, que van desde los 400 a unos miles de euros, según la situación deportiva dentro del equipo, y que ha supuesto que algunos jugadores implicados no hayan aceptado las condiciones.
El caso de Leo, llama nuestra atención por conocer la intencionalidad en su momento por parte del ex entrenador Juan M. Rodríguez, de convocarle con el primer equipo en su última temporada con los amarillos. Por cierto, convocatoria frustrada entonces por decisión de la Comisión deportiva, según confirmó el propio Juan Manuel en su rueda de prensa de despedida, y nunca aclarados los motivos que influyeron en esa negativa de algún miembro de la cúpula deportiva. Este jugador, de gran valía que se desenvuelve en la posición de pivote o de central, va a ser ahora uno de los canteranos protagonistas de la pretemporada junto a sus compañeros Asdrúbal o Tana, que por ahora son la realidad de la construcción de este equipo, que sigue esperando por algunos otros fichajes para reforzar una plantilla, que por lógica tiene que plantearse como objetivo nuevamente la lucha por el ascenso.
Lo que sí parece claro que este equipo va a confiar en la experiencia y calidad de Juan C. Valerón y de otros veteranos, pero que se hace necesario la mayor participación para el aprendizaje de los jóvenes canteranos, y para ello es obligado contar con ellos en el entorno del primer equipo, a diferencia de lo que ocurrió en la pasada temporada.
Lobera tiene la palabra…
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