jueves, 3 de abril de 2014

MANOLO TORRES, ÍDOLO DE LEYENDA. Por A. de Armas

MEDIO SIGLO DEL 2º ASCENSO EN TENERIFE

   
Los meses de marzo y abril del presente año son verdaderamente significativos y capitales en la historia de nuestro club, al cumplirse medio siglo del segundo ascenso de la UD Las Palmas en el Heliodoro Rodríguez López ante el CD Tenerife. De igual forma los partidos que precedieron y propiciaron aquel ascenso en una segunda vuelta de ensueño donde Manolo Torres fue uno de los protagonistas más relevantes y destacados de nuestro equipo.
   
Todo aquel devenir deportivo del conjunto amarillo ya ha sido por primera vez narrado e ilustrado con rigor documental en los tomos III y IV de la "Historia de la UD Las Palmas" de Antonio de Armas, historia que hoy conviene releer y en ningún caso olvidar para que quede de forma perenne en nuestra memoria y sirva de enseñanza a las nuevas generaciones.
  
Manolo Torres 
 
De semblante serio y taciturno ha sido siempre un hombre silencioso y parco en palabras. Genial, independiente y anárquico en su forma de vida, le costaba integrarse en cualquier grupo o colectivo de ideas unificadas moviéndose en su propia intuición de las cosas y en un reducido grupo de amigos. Dada su naturaleza creativa no aceptaba obligaciones de manera sistemática ni disciplinas a ultranza sin razonamiento, consecuencia que le acarreó no pocas dificultades.

De carácter frío –casi indolente- y cerebral, sabía dominar en la cancha de juego todo tipo de presiones sin dejarse influenciar lo más mínimo por el respetable. Ha sido sin lugar a dudas, uno de los máximos exponentes del fútbol canario de todas las épocas y el mejor lanzador de golpes francos en toda la historia del fútbol isleño. Su juego elegante y preciosista deleitaba a las masas, convirtiéndose por derecho propio en un auténtico ídolo para la afición.

Como la mayoría de los genios futbolísticos sus actuaciones no podían nunca catalogarse en un término medio o pasar inadvertidas para el público. Su valor era rayar en lo sublime o lo decepcionante. Algunos aficionados, al igual que a Alfonso Silva, le atribuían cierta desidia en su juego tildándole en ocasiones de apático pero nadie podía discutirle su proverbial talento y magistral sabiduría futbolística.

En palabras del prestigioso y mundialmente reconocido técnico Daucik que tuvieron eco y repercusión a nivel nacional, formó con Naranjo la mejor pareja de medios volantes de España. Una media verdaderamente inolvidable que permanecerá indeleble en la memoria de todos los aficionados canarios. Una media irrepetible que jugaba de memoria dada su enorme compenetración en el terreno de juego. Manolo Torres, excelente extractor de rendimiento, ejercía su magisterio y su fuerte influencia sobre Naranjo situándole en el campo, para que pudiera rendir más acorde a sus posibilidades reales. Por el contrario, Naranjo, un auténtico peón de brega, no exento de técnica, trataba siempre de allanar el terreno, luchando en dura pugna contra cualquier adversario que tratara de interceptarle el balón, para luego él mismo servir en las mejores condiciones a su maestro.

Manuel Torres Díaz nació en Las Palmas de Gran Canaria el 26 de mayo de 1926 en la zona del Puerto de La Luz.
Sus padres D. Manuel Torres Gutiérrez y Dª Victoria Díaz Quintero se conocieron en El Hierro, aunque fijaron su residencia en Gran Canaria. Padres de tres hijos: Manuel, Antonio y Manola, regentaban un Bar-Restaurante llamado Minerva en la Playa de Las Canteras.

Nuestro protagonista, aprovechando cualquier descuido o ausencia de sus progenitores, cruzaba las apacibles calles de entonces para reencontrarse con su medio y espacio natural. La arena y el mar formaban para él una perfecta simbiosis que en la diacronía del tiempo han representado el pulso de su vida.

Teniendo como único testigo una pelota confeccionada con medias, calcetines y ropa anudada se adiestraba durante horas hasta el punto de olvidar su regreso a casa.
 Se cuenta que era tanta la habilidad y sapiencia del niño en el manejo del esférico que causaba sensación entre los transeúntes, aglomerándose infinidad de curiosos junto al paseo para contemplar su destreza.

Extracto del Articulo de Antonio de Armas en www.udlaspalmas.es



 




No hay comentarios:

Publicar un comentario