Desde la grada
“Dudo que hubiera tenido los huevos de pitarlo”. Esta es la
frase que lanzó Setién en el vestuario de Villarreal y que con toda
probabilidad le traerá una sanción al técnico amarillo, con un coste que se
desconoce aun, ante la denuncia presentada por el Comité de árbitros, que por
cierto no es la primera vez que denuncia al entrenador cántabro, pues hay
antecedentes de cuando dirigía al Lugo con otras frases acusadoras hacía el
colectivo arbitral. Por eso Setién se ha anticipado a rectificar y mostrar su
arrepentimiento por esta situación y evitar males mayores.
El coste de “los huevos” puede tener una doble vertiente
para los amarillos. Por un lado la esperada sanción al técnico, especialmente económica,
y por otra parte la posible señalización hacia el conjunto amarillo del
colectivo arbitral que podría traer más dolores de cabeza al club, y que
aumentaría el descontento que respira el entorno, hacía el daño que hasta ahora
se interpreta que ha sufrido el representativo por las actuaciones arbitrales.
Y es un hecho evidente, que un equipo muy limpio en el
juego, como demuestra su estadística de faltas, sea uno de los más tarjeteados
en la competición, o las consecuencias sufridas por algunas decisiones
arbitrales que han influido en la pérdida de puntos. Pero este asunto ya los
hemos analizado en artículos anteriores, y nuestra opinión se enmarca en
aquello de que los árbitros, unas veces te dan y otras te quitan, que además
está en consonancia con lo que expresan muchos componentes del equipo al
respecto.
Por tanto, al margen de esta polémica referida a la
influencia de los arbitrajes, debemos ocuparnos en la pérdida de puntos, que ha
sufrido el equipo en las últimas jornadas, con un balance muy pobre de solo
tres puntos en las cinco jornadas disputadas sin conocer la victoria, que duele
especialmente en los que se han dejado volar del estadio de Gran Canaria, aunque
se reconozca el valor del punto conseguido ante el líder de la competición. El
feudo amarillo es fundamental para las aspiraciones de mantener una trayectoria
sin agobios en la liga y que mantenga la moral y competitividad de los
jugadores y la ilusión de la afición cuyo apoyo es crucial para la buena marcha
del equipo.
Por ello, se antoja primordial la recuperación de los
triunfos en casa, para afianzar la trayectoria del equipo, con el logro de los
puntos, independientemente de las buenas sensaciones que se extraen de los
partidos disputados con un buen juego y reafirmación de la idea de la posesión
y el control del balón, al que le ha faltado en ocasiones la efectividad que se
tenía en los inicios ligueros, porque no solo basta con una buena imagen de
conjunto, sino que se tiene que refrendar con los puntos. En esa línea este fin
de semana se presenta un partido complicado ante el Celta, equipo que presenta
una trayectoria ascendente y que practica un fútbol efectivo y que
indudablemente cuenta con una excelente plantilla. La tarea no será fácil pero
se hace necesaria la consecución de la victoria como punto de inflexión para
recuperar las mejores sensaciones.
Precisamente no son buenas sensaciones las que hemos vivido
en las últimas horas, con los asuntos extradeportivos, que empañan la imagen y
el buen trabajo que realiza el colectivo, porque no es nada agradable que
tengamos que hablar de otras posibles “pérdidas de puntos” por cuestiones de
comportamientos individuales que dañan mucho
al equipo y a la representatividad de los amarillos.
Directamente relacionado con lo anterior, deportivamente se
crea nuevamente la expectativa que genera la vuelta de Livaja tras cumplir la
sanción y con el propósito de corregir sus actitudes ante los rivales y los árbitros, y con la
esperanza de que vuelva a ser referente del
ataque amarillo. Los aficionados esperan que el croata vuelva a la senda
goleadora, aunque no sea con la belleza y la espectacularidad que logró Prince hace unos días y que estará en las retinas amarillas mucho tiempo. La grada se conforma con ganar.
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