miércoles, 1 de abril de 2015

Cuarenta minutos de intensidad y juego ante el Kazan (70-83)

Pocos adjetivos para definir el partido del Herbalife Gran Canaria en Kazán. Pocas frases hechas. Cuarenta minutos llenos de intensidad para derrotar al gigante Unics Kazan.

El mismo tiempo de espera en el hotel. El mismo tiempo de espera en la guagua. La misma rutina en el vestuario. Nada cambiaba en los prolegómenos de un partido para la historia del Club Baloncesto Gran Canaria. Absolutamente nada. Tampoco la máxima concentración en la cara de los jugadores de un equipo, de un grupo, dispuesto a dejarse la sangre amarilla en el Basket Hall del gigante Unics Kazan.
Y el gigante salió dormido. O quizá parpadeó un segundo y se perdió como el Herbalife Gran Canaria arrasaba con lo que veía. El inicio del choque no pudo ser más alentador: mate a la contra de un Brad Newley desatado. Ni un minuto de juego y su pelo ya cabalgaba al ritmo del gélido viento ruso.
Del fuego australiano se pasó al fuego dominicano. Da igual el continente. Casi da igual jugar en, prácticamente, Asia. Báez anotó cinco puntos consecutivos mostrando una actividad de un nivel altísimo, el mismo que el de todos sus compañeros. El parcial de salida llegó a ser de 0-9 con una canasta de Tavares tras rebote ofensivo y Evgeny Pashutin se vio obligado a pedir tiempo muerto.
Casi cuatro minutos después de empezar el choque, Curtis Jerrells rompió el hielo para su equipo con dos tiros libres. Aunque lo rompió solo para dejarlo en enormes cubitos, de esos que ocupan tanto espacio en tan poco líquido. Eso fue el Unics Kazan en el primer cuarto: un líquido que apenas se podía mover entre el desacierto y la defensa amarilla.
Un triple de Urtasun, que salió de titular, disparaba la diferencia hasta los doce puntos (4-16, minuto 6), y Unics Kazan apenas podía hacer otra cosa que no fuera observar. Hasta los catorce tantos se llegó con una recuperación de Oliver y un triple de Kuric. El vigente subcampeón de la Eurocup no reaccionaba, y veía aliviado cómo llegaba el final del primer cuarto tras un triple de Ian O’Leary (11-26).
Levon Kendall acudió raudo a su cita con el tiro de cinco metros. Pocas historias de amor más bellas habrá contado el baloncesto. El canadiense inauguraba el segundo cuarto, pero la figura principal iba a ser la de Bykov. El base internacional ruso, oro en el Mundial de 2007 disputado en Madrid, se echó el equipo a las espaldas. No fue ninguno de esos enormes jugadores americanos con una alargada sombra. Fue Bykov, el que suele trabajar en ella.
Entre él y el letón Freimanis, autor de seis puntos consecutivos, dieron oxígeno a un Unics Kazan que, a su vez, aumentaba la intensidad defensiva. Así, el Herbalife Gran Canaria se veía por primera vez maniatado, por momentos incapaz de realizar su juego.
Tras ponerse a siete puntos, Eulis Báez, ni corto ni perezoso, clavaba un triple desde la esquina con su defensor a pocos metros para desatascar el corazón claretiano. En esos momentos fue cuando empezó la exhibición de Edy Tavares. Edy. Da un poco de vergüenza escribir el nombre de tal jugador en apenas tres letras. Aunque así es su juego: enorme y discreto. Porque rebote a rebote, asistencia a asistencia, y canasta a canasta, el caboverdiano cimentó el triunfo amarillo. Y sin hacer un aspaviento.
Bykov se empeñaba en dar vida a los locales, pero fue precisamente Tavares, con un mate casi sobre la bocina, quien cerró el segundo cuarto para otorgar nueve de ventaja a los isleños (34-43).
Pero en la exhibición de bases no iba a faltar uno que llegó siendo niño a Gran Canaria, y que hoy es un hombre. Un capitán. Tomás Bellas abrió la veda en el tercer cuarto para evitar que las canastas posteriores de White y Bykov tuvieran mayor significado (38-45, minuto 22).
Tavares protagonizaba los siguientes ataques amarillos con cuatro puntos, un rebote ofensivo y una asistencia para triple de Brad Newley. No se cortaba el Herbalife Gran Canaria y tampoco lo hacía Bellas, que repartió dos alley-oops consecutivos para llegar a los siete pases a canasta cuando quedaba un mundo por disputarse.
Freimanis, tan inconexo como el juego de su equipo, clavaba un triple para animar a la afición local. Pero en la siguiente jugada un descomunal Txemi Urtasun volvía a poner diez de diferencia. El navarro estuvo en todos lados, y defendió hasta a la sombra de su par.
En la línea de los diez puntos se movió la diferencia, que acabó siendo de nueve al término del cuarto con una última canasta de Curtis Jerrells (55-64).
Individualidades contra grupo. Así siguió transcurriendo el choque. El Herbalife Gran Canaria firmó un último cuarto descomunal. Brillante. Excelso. De los más bonitos que jamás haya hecho en su historia. Y no hubo mucho alarde técnico, pero fue una exhibición táctica. Pases desde el poste, inteligencia en los hombres altos, movimiento de balón y jugador en el exterior,… El Herbalife Gran Canaria aguantó su renta. Y la aumentó.
Unics Kazan llegó a ponerse a ocho puntos, pero los amarillos estaban tranquilos. Tanto que llegaron a disponer de quince, antes de que Bykov clavara un impresionante 3+1. Estaban… y Levon Kendall, un tipo apacible con una fundación que ayuda a encontrar el equilibrio con la naturaleza… Decidió golpear con odio el aro del Basket Hall. Se colgó con un impresionante vuelo que sirvió para cerrar un partido histórico.
Un partido legendario, ojalá, de consumarse el pase a la final de la Eurocup dentro de siete días en el Gran Canaria Arena.

Ficha técnica:

70 – Unics Kazan (11+23+21+15): White (11), Antipov (3), Bykov (17), Kaimakoglou (9) y Fischer (4) -cinco inicial-, Jerrells (15), Panin (-), Sokolov (3), Freimanis (8), Likhodey (-) y Gubanov (-).
83 – Herbalife Gran Canaria (26+17+21+19): Bellas (9), Urtasun (8), Newley (12), Báez (12) y Tavares (12) -cinco inicial-, Kuric (9), O’Leary (11), Paulí (-), Kendall (8) y Oliver (2).
Árbitros: Belosevic (Serbia), Sahin (Italia) y Javor (Eslovenia). Sin eliminados.
Incidencias: partido de ida de la eliminatoria de semifinales de la Eurocopa de baloncesto disputado en el Basket Hall Kazán ante 3.500 espectadores.

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